Estimados lectores: la siguiente es
una mera nota literaria injustificada.
Retirados los deudos, los empleados cerraron la bóveda y el sol de la tarde dejó de existir en su interior. Apenas unos minutos después, comenzó a sonar un celular en el interior de ella, una latosa versión de Para Elisa. Entonces, se escuchó un ligero golpe, un quejido y el tono de un teléfono, el tecleo y un silencio -Hola, sí, por favor con el Departamento de Atascos. Sí, sí, espero-en la tapa del féretro empezó a sonar un golpeteo de dedos nervioso- Encima te clavan un tema de Diego Torres los turros estos...Hola, hola sí, por favor ¿está Gustavo? Sí, Garófoli, sí, sí, espero...Hola Gus, te habla Juan Carlos, no me vas a creer, en el futuro también- se escucharon unas risas desde el auricular- Sí, como hace ochenta años en el de metal, ahora dicen que usan ataudes ecológicos...¿vos lo podés creer? Encima ni me enterraron, eso me pasa sólo a mí, estoy meado por Vishnú...Dale, dale, espero.
Después del pitido del corte del celular, se escuchó un largo resoplido- Tendría que haber morfado menos, estoy re incómodo- se dijo a sí mismo mirándose inerte, no pudiendo despegarse del cuerpo. Inclinó la cabeza y miró la corbata del cadáver, de todos los muertos que había sido, este era sin duda al que peor habían vestido.
*Particular agradecimiento a la Asociación Uruguaya de Pensamiento Libreasociado (A.U.Pe.Li.) por permitirme la licencia del título
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